384 pginas | Pasta dura

Una evocadora novela sobre los retos que tuvieron que afrontar las primeras universitarias espaolas.

1928. Catalina viaja a Madrid contra la voluntad de su madre para estudiar Farmacia y se instala en la Residencia de Seoritas. Su ilusin, su pasin y sus ganas de aprender pronto la llevarn a hacer nuevas amigas, a verse envuelta en los conflictos polticos de la poca y a entrar en contacto con iconos feministas como Elena Fortn y Mara de Maeztu.

Su viaje de adolescente ingenua a mujer con deseos propios se ver marcado por un tringulo sentimental con dos jvenes que representan mundos opuestos y, sobre todo, por las dudas entre el matrimonio y su vocacin profesional. Porque, en esa poca, una mujer s deba elegir. Conseguir Catalina hacer realidad su mayor deseo?

Sobre el contexto histrico de la novela:

En 1915 se cre la Residencia de Seoritas, apenas cinco aos despus de que las mujeres consiguieran el derecho a matricularse libremente en una universidad. Que las chicas ocuparan las aulas era algo inslito y objeto de crticas; Mara de Maeztu, la directora de la Residencia durante los 21 aos que existi, lo dej escrito de esta manera: El camino no puede ser ms spero y a veces las espinas me quitan la salud, pero la finalidad me parece cada vez ms certera y luminosa.

De Maeztu puso todo su empeo en conseguir que las jvenes de cualquier rincn del pas tuvieran la oportunidad de recibir una educacin superior y pudieran incorporarse al mundo laborar como profesionales. Pero la formacin que recibieron las alumnas que pasaron por la Residencia fue mucho ms all del aspecto acadmico: las reuniones para el intercambio de ideas, los viajes culturales, las conferencias, la educacin fsica y los intercambios concollegesfemeninos de Estados Unidos tambin formaron parte del plan educativo.

La mayora de las pioneras del primer tercio del siglo XX estuvieron vinculadas con la Residencia: Mara Zambrano, Maruja Mallo, Victoria Kent, Josefina Carabias, Delhy Tejero, Clara Campoamor, Zenobia Campubr, Gabriela Mistral o Concha Mndez, fueron algunas entre otras muchas.